Mi nombre es Sarahi, soy peruana, felizmente casada y vivo en Alemania desde hace casi diez años. Estudié economía y sostenibilidad, hoy disfruto ser ama de casa, pero, por encima de todo, me defino como una hija amada de Dios.
Conocí el evangelio desde pequeña, pero fue en mi adolescencia cuando entendí que ya no vivo para mí, sino para Aquel que me amó y se entregó a sí mismo por mí. Migrar tan joven no fue sencillo: atravesé temporadas de depresión, ansiedad y dudas que me llevaron a creer mentiras sobre Dios y sobre mí misma. Eso me llenó de amargura y desconexión.
Aun así, en su amor eterno, Dios me sostuvo. Su Palabra me devolvió la esperanza, renovó mis fuerzas y me levantó del pozo en el que estaba. Ella vivificó mi alma y me mostró que Cristo mismo es suficiente.
Hoy estoy convencida de que muchas veces podemos estar en la iglesia, servir o “intentar” vivir la vida cristiana, pero nos olvidamos de lo esencial: la persona de Jesús. Aprender a mirar a Cristo cada día y escuchar su voz en medio de tantas otras voces es vital, porque sin Él nada podemos hacer.
Por eso, deseo acompañar a mujeres como tú a redescubrir el gozo de deleitarse en Cristo a través de su Palabra. Aquí compartiré reflexiones prácticas para permanecer en ella. Oro para que este espacio despierte en ti hambre y sed por Jesús, y que, al igual que yo, encuentres descanso y plenitud en Él.